Con un patrimonio natural único y localidades que supieron adaptarse a los cambios de la laguna, Ansenuza turística impulsa un modelo que combina memoria, naturaleza y sostenibilidad.
Ubicada a unos 180 kilómetros de la ciudad de Córdoba, en el noreste provincial, la región de Ansenuza está marcada por la presencia de la Laguna Mar Chiquita, uno de los humedales salinos más extensos de Sudamérica. Las crecidas, los desplazamientos urbanos y los cambios en el territorio dejaron huellas profundas en su historia, hoy combinadas con iniciativas vinculadas al Parque Nacional y al turismo sostenible. Es un área diversa, donde conservación, memoria y desarrollo conviven en una etapa de crecimiento para toda la zona.
La Para y el legado del Hotel Savoy
A comienzos del siglo XX, el inmigrante italiano Pablo Guglieri imaginó en La Para un balneario de lujo frente a la Laguna Mar Chiquita. Su proyecto tomó forma en el Hotel Savoy, un edificio monumental con 130 habitaciones, usina eléctrica, dos piletas —una de agua dulce y otra salada—, salón de fiestas y un muelle de cien metros. El tren llegaba hasta su puerta mediante un ramal que lo conectaba con la estación local.
En 1923, la trágica muerte de su hija Delia Guglieri, una de las primeras aviadoras del país, marcó el fin de aquella época dorada. El tiempo y la sal completaron la obra: el hotel fue demolido en 1943. Hoy, su historia sigue viva en el Museo Histórico Municipal de La Para, donde se conservan vajilla, planos y fotografías originales. En Playa Villa Mar, los restos del antiguo edificio todavía se ven entre los juncales y los flamencos, un punto ideal para el atardecer.
A pocos metros, el Centro de Interpretación Reserva Municipal Bahía de Ansenuza permite conocer la flora y fauna del humedal más grande del país, desde una perspectiva de turismo sostenible.

Miramar: la ciudad que quedó bajo el agua
Durante los años setenta, Miramar de Ansenuza vivió su esplendor como destino de moda. Los hoteles estaban colmados, los visitantes llegaban de todo el país y las noches brillaban en el anfiteatro Nocheramas, con artistas como Los Iracundos, Violeta Rivas y Sergio Denis.
En 1977, una creciente duplicó el tamaño de la laguna y sumergió 37 manzanas. Hoteles, comercios y calles desaparecieron, y la ciudad debió trasladarse tierra adentro. Hoy, con la bajante, las ruinas de aquella Miramar emergen como testimonio histórico. En el antiguo Nocheramas aún se observan mesas moldeadas con llantas de tractor y parte del escenario original.
Otros íconos completan el recorrido por la memoria: el Gran Hotel Viena, que aún despierta curiosidad por su arquitectura y leyendas, y los vestigios de la Colonia Müller, una antigua colonia naturista. Desde el tanque de agua hasta el trampolín que asoma entre la laguna, todo conserva el encanto de un pasado detenido en el tiempo. Al final del día, los atardeceres de Miramar tiñen la laguna y resaltan las siluetas de las antiguas construcciones.


Marull: naturaleza y sabores locales
A 170 kilómetros de Córdoba capital, Marull ofrece tranquilidad y naturaleza. A solo 12 kilómetros, Playa Grande brinda una extensa costa ideal para avistar aves, practicar pesca deportiva o disfrutar del paisaje. El turismo activo también crece: paseos en kayak, trekking por Campo Mares y safaris fotográficos para observar flamencos son algunas de las actividades más elegidas.
El día culmina con los sabores locales: embutidos y tablas de picadas artesanales producidas en el pueblo, reflejan la identidad gastronómica de la región.




Con su mezcla de historia, biodiversidad y comunidades resilientes, Ansenuza turística se consolida como uno de los destinos más singulares del interior cordobés. La creación del Parque Nacional y nuevos centros de interpretación impulsan un desarrollo basado en la conservación, mientras cada localidad aporta su identidad a un territorio en transformación.
Entre ruinas, flamencos, playas extensas y relatos que atraviesan generaciones, esta región ofrece una mirada distinta del noreste provincial: un destino en movimiento, que aprendió de su pasado y proyecta un futuro donde naturaleza y turismo conviven en equilibrio.








