La historia de tres proyectos que nacieron por amor a la naturaleza

Sep 3, 2025

Tres alojamientos alternativos ubicados en distintas zonas de Argentina comparten un mismo propósito: ofrecer experiencias de glamping sustentable, con compromiso ambiental y una fuerte conexión con el entorno natural.

En los últimos años, el glamping se ha consolidado como una alternativa de alojamiento en auge para quienes buscan una experiencia en la naturaleza sin renunciar al confort. Como en toda tendencia, la cantidad de establecimientos se multiplicó rápidamente, no solo en Argentina, sino en todo el continente.

En medio de ese crecimiento nace Glamping South, con el objetivo de ser el primer y único buscador de glampings del continente. Hoy ya reúne más de 400 propuestas en Sudamérica. Aunque la mayoría de los espacios que integran la plataforma utilizan el formato clásico de domos o carpas, también se suman otros tipos de proyectos con una misma esencia: confort, naturaleza y un enfoque sustentable.

Detrás de cada uno de estos proyectos hay una historia personal. Son emprendimientos que nacieron del deseo de compartir un rincón favorito del mundo con otros. Propuestas que buscan acercar al viajero a un turismo con propósito, respetuoso del entorno y con protagonismo del arte, la comunidad y el silencio.

Refugios de montaña con identidad propia

Refugios de Patagonia nació con la intención de construir un solo refugio: Puesto Cagliero. Sin embargo, el proyecto creció y hoy incluye también Piedra del Fraile y Los 14, ubicados al norte del Parque Nacional Los Glaciares, dentro de El Chaltén.

El espíritu de estos refugios es ofrecer una alternativa a los senderos tradicionales, muchas veces saturados. Se trata de opciones donde el encuentro con la naturaleza es más íntimo y auténtico. Situados frente al glaciar, ofrecen alojamiento en dormis, comidas regionales, servicios personalizados y excursiones en paisajes prácticamente vírgenes.

“Este proyecto surgió hace 11 años por el vínculo que todos tenemos con la naturaleza y la conservación. Somos un pequeño grupo de socios amantes de la naturaleza”, explica Tato, uno de los administradores.

Aunque tienen nombre de refugio, entran en la categoría de glamping sustentable por su enfoque en el confort, la atención personalizada y la protección del entorno. Todas las actividades que se proponen están orientadas a generar el menor impacto posible y a promover la conservación.

Arte y naturaleza en armonía

En Sierras de los Padres, provincia de Buenos Aires, La Viella Glamp representa una propuesta que fusiona arte, naturaleza y hospitalidad. Nació a partir del sueño de recrear la experiencia que el músico Marcelo García Murillo ofrecía en El Bolsón, donde combinaba música medieval con encuentros gastronómicos íntimos.

“Lo primero que hicimos fue un domo de 124 metros cuadrados donde hacíamos los shows. Después, con la necesidad de alojar a los músicos y las ganas de dictar talleres y cursos, fue que decidimos armar el resto de los domos”, relatan Verónica y Ariel, sus anfitriones.

Cada decisión —desde la elección del terreno hasta los materiales de construcción— fue pensada para impactar lo menos posible en el ambiente. La inspiración viene de cada viaje, cada charla con otros emprendedores y del deseo de compartir la paz que ellos mismos experimentan en ese lugar.

“Amamos este lugar y la posibilidad de brindar a otras personas la experiencia de estar en el campo nos pareció una buena idea”, agregan.

La Viella Glamp es también un claro ejemplo de glamping sustentable, donde el arte, la desconexión y la contemplación son pilares fundamentales de la experiencia.

Una propuesta de vida autosustentable

En San Marcos Sierras, Córdoba, Aguas Antiguas es mucho más que un glamping: es un modelo de convivencia en armonía con la tierra. Este proyecto ecológico está basado en los principios de la permacultura, combinando saberes ancestrales, bioconstrucción, energías limpias y agricultura orgánica.

Desde el comienzo, todo fue pensado para funcionar de forma autosuficiente. El predio, de más de 9.000 m², cuenta con domos geodésicos, una casa en el árbol y construcciones en barro, piedra y madera. Todo el complejo funciona con energía solar, incluidos los sistemas de bombeo y riego, y recolecta agua de lluvia para mantener la humedad durante los períodos secos.

Las huertas, los frutales, las plantas aromáticas y un pequeño viñedo completan un sistema que busca la soberanía alimentaria. Además, Aguas Antiguas funciona como residencia para artistas, espacio de retiros y voluntariados, donde la experiencia de hospedaje se convierte también en aprendizaje y reflexión.

Este proyecto representa de manera ejemplar lo que significa el glamping sustentable: confort, belleza y conciencia ambiental en un mismo lugar.

Autor: Turistar

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