Día del Árbol: los bosques patagónicos conservan una de las especies más longevas del planeta
El 29 de agosto es la fecha establecida en la búsqueda de generar conciencia sobre la importancia de proteger las superficies arboladas.
El Parque Nacional Los Alerces, a 52 kilómetros de la ciudad patagónica de Esquel, conserva cientos de esta especie de “ancianos de la naturaleza”, testigos silenciosos de tiempos inmemoriales.
Esquel, 29 de agosto de 2023. – Los árboles le brindan al planeta, y a quienes lo habitan, una innumerable cantidad de beneficios y, año tras año, la conciencia sobre la importancia de la protección de las especies nativas crece.
Nuestro país cuenta con una rica flora arbórea, en la que se destaca el alerce.
Los abuelos del bosque
Los alerces son árboles majestuosos, longevos y atractivos. En nuestro país, es posible caminar entre cientos de estos “ancianos de la naturaleza” en el Parque Nacional Los Alerces, a tan sólo 52 kilómetros de la ciudad de Esquel, en Chubut.
El Parque, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, preserva en su interior un importante alerzal. Entre lagos y ríos de transparentes aguas color verde esmeralda, los senderos invitan a recorrer un frondoso bosque conformado por ejemplares jóvenes o antiquísimos como “el abuelo”, también conocido como “Lahuán” -el que guarda toda la sabiduría- un alerce de 2620 años y 60 metros de altura.
Menos accesibles, en zonas de Reserva Estricta del parque, se esconden otros más antiguos que podrían superar los 4000 años de edad. Las investigaciones continúan para buscar nuevos métodos de fechado y seguir descubriendo los secretos de esta súper conífera.
En el parque, los amantes de las actividades al aire libre disfrutan desarrollarlas entre bosques de una gran diversidad de especies, lagos y ríos de aguas cristalinas, recorriendo senderos, disfrutando de playas y siendo parte de escenarios irresistibles e inolvidables.
Cuidar un árbol es cuidar toda la vida
Ante los notables cambios climáticos, cada vez son más las personas que comprenden la importancia de la protección de estos imprescindibles aliados del reino vegetal. Los árboles son los principales responsables de producir oxígeno en el planeta tierra y se estima que cada persona precisa de 22 árboles para conseguir su requerimiento diario de oxígeno.
Además de purificar el aire de todo el planeta, los árboles permiten la formación de suelos fértiles ya que evitan la erosión y conservan la humedad. Mediante su acción de filtrado del agua de lluvia, ayudan a mantener los ríos limpios y reducen la temperatura del suelo y del entorno, algo que cobra cada vez más importancia ante el calentamiento global.
La conciencia sobre la vital función de los árboles se expande y, con ella, el interés en conocer las diversas especies, sus propiedades y su cuidado. En las últimas décadas, preservar bosques y montes se ha posicionado como tarea urgente e imprescindible. En este contexto, especial atención reciben las especies nativas, adaptadas para funcionar en armonía con el ecosistema que las rodea.
Los árboles nativos de la Patagonia y su relación con el entorno
La imponente Cordillera de los Andes aloja en sus laderas a los bosques patagónicos, reconocidos en el mundo entero por su belleza, por la variedad y cantidad de especies, y por atesorar una riqueza única en el planeta. En esta latitud de la Patagonia, la Cordillera de los Andes es relativamente baja y eso permite el paso del aire húmedo del Océano Pacífico y una ingresión de la selva valdiviana también conocida como «selva fría».
Al caminar por los senderos podemos encontrarnos con un bosque mixto, donde se puede destacar la presencia de los Nothofagus, una especie que se desarrolla solamente en Argentina, Chile, Australia, Nueva Zelanda, Nueva Guinea y Nueva Caledonia.
Entre los más representativos se encuentran los coihues, las lengas y los ñires, estos últimos desarrollan diferentes portes según el lugar de la montaña donde se encuentren y esto se da entre los 800 metros sobre el nivel del mar y los 1800 msnm marcando a simple vista la altura de los cerros. En otoño, cuando el follaje caducifolio cambia del verde a los rojizos pasando por los naranjas, se transforma en un festín de colores.
Extendidos por la Patagonia, los cipreses pertenecen al grupo de las especies colonizadoras y por sus características tienen la posibilidad de crecer en laderas de fuerte pendiente, suelos pobres en nutrientes y rocosos. Pero quizá sean dos especies las que se llevan particular atención por sus características únicas y su imponente presencia: los arrayanes, con su sedosa corteza color ladrillo, y los alerces, entre los que encontramos una de las especies más antiguas del planeta. Estos últimos, con sus colosales troncos elevándose hacia el cielo, creciendo un milímetro por año, contemporáneos de fechas históricas como el nacimiento de Jesucristo y de las Naciones de América, se han convertido en testigos silenciosos de la historia de nuestro planeta.